La cultura, esa forma de interacción con la realidad de la
que todos nos servimos para descomponer signos y elementos, con los cuales luego somos
capaces de recombinar de nuevo el mundo y nuestra relación con él. Un estado de ánimo, después
de todo, resultado de una cadena de individuos singulares que, desde siempre, con
mínimas aportaciones, han ido siendo capaces de transmitir algo, filtrado y hecho
después común para dar forma a un catálogo del que, sin duda alguna, nos ayudamos a diario.
Claus Dieter Geissler. Vitrinas de la memoria. Dar una cara a las víctimas |
Poner de relevancia este hecho de la cultura supone apostar por un
homenaje del todo necesario a toda persona implicada desde siempre en ella, pero también pone sobre la mesa un juego que podemos observar y que
invita a detenernos en esas pequeñas contribuciones que cada individuo hace (y
no solo ha hecho) en este preciso instante que vivimos. No digo que sea fácil ni
definitivo, ni siquiera que sea posible en su totalidad. Hacer un homenaje a cada
minúscula gota de un proceso que podríamos considerar gigantesco solo es
posible mediante el aterrizaje en un lugar, e incluso si apuramos, en un grupo de individuos.
Diego Tampanelli. Después |
En los próximos días termina la macroexposición del TPK en
el Tecla Sala de l’Hospitalet. Una exposición que creo responde en último extremo
a ese detenimiento en las mínimas contribuciones necesarias de alguien a todo
un conjunto. Y no solo porque rinde un homenaje a todos los artistas que han
pasado por su espacio durante 37 años, sino porque su presupuesto tiene ese punto
de partida que se retrotrae a la contribución singular a la cultura.
Enric Font. Sense títol |
Esto se puede observar en la convivencia de la
propuesta entre artistas-alumnos del taller y artistas-maduros ya independizados,
juntos en el mismo espacio expositivo hasta el punto de crear transferencias en
uno y otro sentido, contaminándose de su contribución individual. No obstante,
también se aprecia en la sencillez de las contribuciones, nada grandilocuentes y
despojadas de todo filtro, casi porosas unas con otras, expuestas con su filo y
sus costuras a la vista.
Sandro Solsona |
En ese sentido, algunas de sus propuestas se embarcan justo
en este propio principio de hallar y mostrar un espacio de eclosión singular,
hasta el punto de erigir el nombre propio de un individuo en categoría heroica,
en signo de santidad o en objeto de la pasión.
Xaro Castillo. Ciao morue |
Es imposible destacar todas las obras de esta
macroexposición, pero sí lo es transitar de modo rápido en algunas de sus
singularidades y ponerle un nombre a su excedencia, un nombre que transite
desde la plasmación personal de lo universal a una metáfora momentánea en el
proceso gigante de la expresión artística.
... que no queda
Claus Dieter Geissler.
Vitrinas de la memoria. Dar una cara a las víctimas
|
en minúsculas cajas de memoria,
Alvydas Lukys. El senador por pintura |
intenta el meticuloso envase de nuestros objetos...
Imposible común
y minúsculas multitudes que
se miran y nos hacen mirarlas para reconocernos...
Jorge Legra |
Jorge Legra |
El singular sigue...
Jorge Legra |
el camino de los singulares.
Javier Salas. Sueño loco |
Algún día leeremos nuestros sueños en fotolibros...
aunque no podamos dejar de identificarnos con la soledad de los solitarios.
Quedan más nombres en esta exposición, muchos más, con los que quiero disculparme por no disponer de más imágenes. No obstante, sus obras irán apareciendo en algún momento en este blog. Este mínimo boceto era sólo para felicitar la iniciativa del TPK,y para recordar que el filo en cultura se convierte al final en suma.
Yelena de Belgrado
Curtis-i Krònia
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