La palabra huésped muestra una gran riqueza y extensión: del latín hosti (‘peregrino’, ‘extranjero’), alcanza el inglés ghost (‘fantasma’) y el alemán gast (‘invitado’), todos ellos seres en tránsito que invocan la relación con las puertas ( ostium ) de la ciudad, el recinto. Desde siempre, a los ojos de la ciudad, se ha temido a los visitantes, considerados hostiles, pero también se les ha esperado como amigos liberadores, como gentes con las que intercambiar los regalos de su modesto equipaje cultural, las bondades de extramuros que transportan con ellos. Hosti tiene hoy la rica ambivalencia de quien nos puede proporcionar una cultura potencialmente renovadora, externa a nuestro domus o domicilio (lugar de dominio, dóminus , recinto de doma y domesticación), y compensar su amenaza a la ciudad con un regalo que nos salve de nuestras propias amenazas intramuros, sentidas en nuestra propia casa, en nosotros mismos. De hecho, estar sometido a un hábito, a un habitar, es lo opuesto a v...
Nueva época de ESTÉTICA EN TIEMPO DE edición EN TIEMPO DE ESTÉTICA