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Mostrando entradas de octubre, 2015

Todas las primaveras de Alejandría

Agustín Fructuoso, Eva en la terraza de Alejandría En tiempos un famoso faro iluminaba la entrada de todos los barcos que se acercaban a la ciudad de Alejandría. Una gigantesca antorcha velaba sobre las manos de Zeus, dios del rayo, para iluminar el espacio, interior y exterior, de la mayor cosmopólis antigua, centro de civilizaciones y punto de convergencia de culturas. Una iluminación que, asimismo, no dejaba de aprovechar el destello periférico de su fuego para poner foco en el no menos descomunal proyecto de acumulación del saber que atesoraba su famosa biblioteca, la de casi un millón de manuscritos. El faro de Alejandría miraba orgulloso al confín del horizonte, hacia el único lugar donde encontraba límite su hospitalidad mundana y filosófica. Agustín Fructuoso Con el paso del tiempo, faro y biblioteca, ambos se diluyeron y perdieron sus verticalidades, sucumbieron al fuego, a la noche y a los impulsos de las mareas de Poseidón y Cronos. Ambos se diluyeron en el p