Ir al contenido principal

El imposible común

          

Tomás Caballero
Se habla de la diferencia como algo separador, enemigo en los límites del marco fronterizo entre nuestra normalidad y nuestro «lastre» de rarezas, más allá del cual nos podemos perder en la noche de los deformes, los descarriados, los marginales y los perdidos, y más acá del cual entramos en correspondencia con la normalidad, con aquella que nos responde de manera original, estructural e históricamente.
Tomás Caballero
Los profesionales de la división son maestros en este acomplejamiento y en esta marginación de las diferencias que oculta una normalidad impuesta, gracias a la pirotecnia del escarnio y la demonización de lo singular. No obstante, los divididores no son los únicos que se apoyan en estas formas, es decir, que no sólo son ellos quienes empujan en este proceso: los profesionales de la unión, aquellos que claman al cielo por encontrar esquemas de lo que todos tenemos en esencia, de todo eso que nos une realmente para separar lo que nos diferencia, colaboran de manera feliz en lograr que aquello que nos hace en realidad singulares sea convertido en un sucedáneo de nosotros mismos. Parecen pedir que tiremos por la borda lo que nos diferencia y nos convirtamos en un sucedáneo perfeccionado y pulido, una síntesis de toda la diversidad humana.
Tomás Caballero
En ese arco, finalmente se deja hacer, se deja pasar, todo vale, incluidas las mutaciones, la destrucción, la impotencia, la evasión, la depresión y la dejación de funciones. 

Sin embargo, hay algo que nos une y más bien nos conecta, una relación dinámica, permanente, que no puede consolidarse porque si lo hiciera dejaría de estar comunicada. Lo que congela las diferencias y separa los extremos de cualquier relación es la parada del tiempo, el colapso de la interacción de lo diferente.
Tomás Caballero
Por el contrario nos une la sensación solidaria de nuestras diferencias, la sensación de que nuestra falta puede ser entendida, comprendida y apoyada por alguien que está fuera, al tiempo que correspondida por nuestro apoyo, comprensión y entendimiento de la falta que llena a nuestro diferente complementario: ese es el lazo potencial que nos une, la capacidad de encontrarnos, la posibilidad de un espacio abierto que haga de intermediario.
Tomás Caballero
En realidad, todo aquello que nos une de manera estática, es lo que nos diferencia de manera irrevocable, porque elimina la posibilidad de participación del resto de nuestro todo personal en esa unión, porque rompe la posibilidad de participar de la diferencia y ésta queda subordinada a la unión. Lo que nos une, además, es un complemento perverso de lo que nos separa, porque para recuperar la diferencia, ésta ha de convertirse en una diferencia excluyente, despreciativa, autista, exclusiva. Tenemos un imposible común, pero no podemos pensar en la utopía ni como una distopia ni como un futurismo.
Tomás Caballero

Comentarios

Artículos más leídos en este blog

El origen de la imagen y la estética antigua en Grecia (II). La belleza

El equilibrio entre  racionalidad  e   intuición del arte griego antiguo supuso un paso decisivo en la evolución visual de la humanidad. Sin embargo, antes  vivió   una notable historia, relacionada con uno de los atributos de lo visual, lo bello, la belleza, otra de las determinaciones a las que se orienta la visión directa y la percepción natural (tal vez el reclamo más contradictorio de los sentidos). Desde luego, si bien es posible que las originarias poblaciones griegas de Asia y las islas griegas tuvieran una particular disposición para cultivar la belleza, fue el cada vez mayor contacto con otras culturas, sobre todo con las orientales, el que ayudó a de perfilar la estética de la belleza griega, con la ayuda del esquematismo, el estilo geométrico y la matematicidad representativa presentes ya, por ejemplo, en las civilizaciones egipcia, mesopotámica y micénica.  Pero no solo eso, tuvo también que fundirse y entrar en conflicto con las aportaciones de los invasores

Olivier Anicet. Du côté de chez toi? Wandergalerie, 2008

Parpadeo de colores El universo del artista parisino de origen afrocaribeño Olivier Anicet se nutre de la cultura hip-hop, y se envuelve y desenvuelve en el escenario de la vida urbana. Sus instantáneas de la vida cotidiana coquetean con los signos contemporáneos, y sugieren encuentros mágicos con toda una nube de personajes, entre los cuales se incluyen la propia palabra, el texto, algunos divertidos animales de apariencia mitológica y diversos símbolos de la ciudad, como las notas musicales. Según el artista, en su trabajo se pone precisamente en juego esa parte importante de nuestras vidas diarias que se disputa en la ciudad, y la posibilidad de lanzar cabos a otras culturas y a otros seres que habitan en ella. El reto es superar el lado oculto de la intimidad urbana. Así que, sobrepasando el diseño y la ilustración convencionales, las obras de Olivier Anicet adquieren una importante densidad y consistencia gracias a los materiales y a los soportes que utiliza e

Explorar el campo abierto de la lectura

Con este artículo quiero sintetizar el capítulo abierto sobre la lectura que he ido desplegando durante las últimas semanas. La intención no es acabar el proceso, sino justo la contraria, dejar abierto un espacio en defensa de la lectura, el libro y la edición en todas sus dimensiones, incluidas las más contemporáneas. Para etiquetar todo este conjunto de ideas, tal vez lo mejor sea trazar una panorámica. La primera cuestión a tener en cuenta es que leer hoy tiene unas peculiaridades: nuestros alumnos han nacido en una época en la que dominan las nuevas tecnologías y en la que existe una hibridación completa entre la lectura tradicional y la mediada por pantallas y aparatos de interacción comunicativa. Esto implica dificultades, aunque también nuevos horizontes por descubrir.         Si tenemos que validar retos , el primero es el de vencer los efectos negativos de la aparente  inmediatez  que ofrecen, por ejemplo, internet y los ya universalizados smartphones. Es necesario orie