Siempre me ha interesado la fotografía por su depósito de memoria y por su profundo impacto en mi interioridad, por su llamada a reflexionar sobre el imaginario que me construye y por su movimiento de piezas en mi imaginación. Suelo sentir la posibilidad de introducir algo mío en el interior de su encuadre desde el exterior de mi espacio complicado y conflictivo. Por el contrario, siempre he detestado esa fotografía que cortocircuita el tiempo abierto entre la imagen y la sociedad, que convierte nuestra visión en una simple etiqueta de verdad, artificio o superficialidad inútil. Ni siquiera me consuela ni me conmueve una imagen fuerte que aúne a la humanidad en un solo grito. Más bien me horroriza. De ahí que una de las alternativas que más me entusiasmen sea la fotografía documental, la fotografía documental que abre una ventana de aire para la visión, que permite la circulación del tiempo desde el pasado al presente continuo.
Hoy me he topado con un punto fotográfico en la red llamado 7.7 (sietepuntosiete) que casi parece como sacado de mis imaginaciones temporales benjaminianas. Como ejemplo extraigo unas palabras fundacionales de sus editores: «Muchas veces pensamos en cómo deberían ser las historias que, como fotógrafos documentalistas, queríamos albergar. Y supimos que no iban a ser como esos trabajos que tantas veces habíamos visto y con los cuales crecimos: un mapa de iconos con lugares exóticos de fondo en donde pasan cosas horribles y la gente sólo es infeliz (...)
Y es allí donde entendimos la necesidad de una fotografía de proximidad y profundidad, una fotografía en la que las historias que se cuentan contienen todos los matices que componen este enredo de mundo en el que vivimos. Historias contadas con fotos que vinculan, que incitan al pensamiento, a un pensamiento complejo como la realidad, sin buenos ni malos, sin héroes ni villanos.
Así fue como decidimos abrir esta ventana: como un lugar en el que mostrar diferentes miradas, visiones comprometidas con lo que nos rodea, y en un ejercicio constante de entender y entendernos, de explicarnos a nosotros mismos».
Ésta es la dirección de este sietepuntosiete de documentación temporal:
Allí mismo reside también el punto de memoria de una fotógrafa bloguera cuya intención es ayudarnos a reconstruir y movilizar nuestra memoria llena. No está de más que revisemos también el almacén gráfico de nuestros hardwares personales, que en esta época de reglobalización comienza ya a estar un poquito lleno de viejos trastos inútiles y de nuevos objetos innecesarios. Aquí reside la posibilidad de pensar-fotografiar-actuar, que no es poco, sobre todo para los que tenemos un alma de fotógrafos frustrados.
Memoria llena http://memoriallena.7punt7.net/
Bienvenidos a la reconstrucción de la memoria y a la documentación del tiempo.
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